Páginas

domingo, 10 de julio de 2022

Lección 101, Octavo Grado, Tercera Orden

 "La paciente espera como fin último de una búsqueda adecuada"


-Debemos de tener en cuenta que el fin último es ser cooptados. Por mucho que insistamos llamando a la Puerta, ésta solo se abrirá cuando nos encontremos preparados-


El Maestro Sedir, al final de su Obra, imprescindible, "Historia y Misterio de los Rosacruces" dejó claro que a pesar de que es necesaria la Búsqueda, el final siempre es el mismo "La Paciente Espera Activa".


De algún modo, todo el Proceso de la Búsqueda, no es otra cosa que mantenernos activos para resultar visibles a los ojos de los Adeptos Rosacruces; pero llega un momento, cuando no cabe duda de que debemos de ser reconocidos, que debemos de parar y sentarnos pacientemente a que algún Hermano de la Rosacruz se dirija a nosotros y nos diga: ¡Venga, levanta, llegó la Hora de Trabajar!. Ese instante queda perfectamente reflejado en las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz, al comienzo, cuando es visitado para entregarle la invitación a las Bodas.


La inmensa mayoría de los buscadores no saben que ésto es así y se tiran toda su vida en un permanente movimiento de búsqueda activa impidiendo ser encontrado por los Adeptos Rosacruces. Estos individuos terminan, por regla general, recalando en alguna de las múltiples organizaciones iniciáticas existentes; algunos de ellos terminan frustrados y su larga e infructuosa búsqueda acaba en abandono.


Bien, éste proceso final de la Búsqueda de la Luz, debe de ser una Espera paciente y activa. Paciente en el sentido de no desesperar pues esa parte del proceso puede llegar a ser mucho más larga que el de la propia búsqueda activa y debe de ser activa, en el sentido de que, en realidad, no hayamos abandonado la búsqueda; es decir, que dentro de nuestra visible pasividad se encuentre una invisible actividad de Espera constante.


Dice el manido dicho que cuando el Discípulo se encuentra preparado, es que aparece el Maestro y esto, siendo así, pertenece a ese proceso de espera activa y en la que deberemos de ser encontrados por el Adepto Rosacruz; es decir, que cuando el Maestro se dirija a nosotros para decirnos que ha llegado la hora, no miremos para otro lado o le digamos "Déjame en paz que ya estoy ocupado en otra cosa"


Esa Paciente Espera puede durar un segundo o el resto de nuestra Vida; pero debe de ser un Periodo de preparación para reconocer que, en cualquier instante, seremos llamados y que nuestra respuesta deberá de ser instantánea y sin vacilación alguna, o el Maestro pasará delante nuestro y seguirá su Camino.


Esa Paciente Espera Activa puede darse en la más absoluta soledad o rodeado por otros buscadores en el seno de cualquiera de las numerosas Escuelas Iniciáticas existentes. Esto es así porque más que una actitud mental de la Personalidad es un Estado del Alma. Un Estado en el que deberemos de encontrarnos para que cuando el Adepto Rosacruz pase delante nuestro pueda reconocernos como a un Discípulo preparado.


Debemos de estar consciencientes de que esa Paciente espera activa, ese final de la Búsqueda de la Luz, puede durar todo el tiempo de la vida que nos quede o ser llamados en cualquier instante para que nos pongamos en marcha y sigamos a nuestro Maestro Rosacruz en las labores que se nos encomienden y que deberemos de realizar.


No debemos de entender la "Espera" como echarnos a la bartola diciéndonos a nosotros mismos que ya hemos buscado demasiado y que ahora debemos de descansar y esperar a que algún Adepto nos encuentre. No se trata de eso, sino de quedarnos quietos, espiritualmente hablando, sin movernos y enarbolando el pendón de la Paciente Espera, gracias al cual podremos ser reconocidos y cooptados.


Cada Persona somos un Mundo diferenciado y no se puede decir que exista un Método estándar que sirva para todos. Por lo tanto, tanto la Búsqueda como la Paciente Espera Activa, pueden significar diferentes cosas para los diferentes postulantes y, por ello, no debemos de menospreciar las experiencias, en ese sentido, diferentes a las nuestras propias.


Hagamos caso al Maestro Sedir y cuando sintamos que ya lo hemos dado todo en esa búsqueda activa, tomemos una pequeña banqueta y sentémonos en el dintel de nuestra puerta; pero eso sí, ojo avizor, no vaya a ser que el Maestro pase delante nuestro y no nos reconozca por estar entretenidos con otras cosas.


Aralba R+C