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domingo, 25 de septiembre de 2022

Lección 122, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Virtudes Cardinales o Morales"


-Sensatez, Equidad, Valentía y Moderación-


También denominadas como "Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza" son la estructura de lo que se conoce como "Sentido Común". Aunque están recogidas entre la siete virtudes del Cristianismo, junto a las teologales "Fe, Esperanza y Caridad", lo cierto es que son muy anteriores al nacimiento de las iglesias cristianas y puede decirse que son herencia de la Filosofía Clásica de la Grecia Antigua. También son conocidas como virtudes morales en tanto que así fueron enunciadas por el Maestro Platón.


La Prudencia o Sensatez ya hace alusión a regirse por el sentido común, a no excederse ni permanecer pasivo, sino mantenerse siempre en un punto medio equidistante, tal y como también se enseña en la Maestría Masónica "Siempre que nos encontremos dudando, regresar al Centro del Círculo" Permaneciendo en el centro podemos estar seguros de hacer lo correcto y no estar equivocados. Lo contrario a la Prudencia es la insensatez, el actuar de forma estomacal y sin meditar o pensar en las posibles consecuencias de nuestras acciones o inacciones. Ser prudente no debe de confundirse con la cobardía, sino que se trata de utilizar la lógica de nuestra inteligencia, junto a la paciencia, para actuar, en todos los casos, de la forma más correcta posible. Paciencia, muy unida a la Prudencia, y que no es otra cosa que tomarse el tiempo necesario para pensar, meditar en las posibles consecuencias de nuestras acciones y decidir antes de actuar o abstenerse, lo cual también es una opción válida.


La Justicia o Equidad es actuar, siempre, con nuestros semejantes del mismo modo que nosotros quisiéramos que ellos hicieran respecto a nosotros. La Justicia es el equilibrio resultante de actuar de forma prudente. El Imperio de la Justicia es el principio del Humanismo y de la moral cristiana; siendo el mejor elixir posible contra la envidia y la desigualdad. Ser justo es ser empático con quiénes nos rodean y apartar el egoísmo y la avaricia de nuestras vidas. No se trata de dar lo poco que tengamos a los demás quedándonos sin nada, sino de compartir igualitariamente aquello que nosotros poseemos y a otros les falte. Nos parece, en éste sentido, que es más propia la palabra equidad que justicia pues ¿Como podríamos los seres humanos ser justos si no poseemos un conocimiento completo y perfecto de cualquier circunstancia? Digamos, con justicia, que justo solo puede ser el Gran Hacedor y que los humanos debemos de conformarnos con imitar la Justicia Divina mediante la Equidad Humana y que nunca dejará de ser otra cosa que una aproximación imperfecta a la verdadera Justicia. 


La Fortaleza o, más propiamente, Valentía no es la contraparte de la flojedad o debilidad física derivada de un defecto genético o alguna enfermedad. La Valentía, como nosotros preferimos denominar a la Fortaleza, es la capacidad de ponernos en movimiento; es decir, la Fuerza de Voluntad necesaria para tomar decisiones basadas en el Sentido Común y que sean lo más equitativas posibles. Está Fortaleza nada tiene que ver con el envalentonamiento militar que está más emparentado con la imprudencia sino con la capacidad de hacer, la mayor parte de las veces, lo correcto sin importar lo que pudieran decir o pensar las personas más cercanas a nosotros. Ser Fuerte o Valiente, en éste sentido, es actuar aún a sabiendas de que nuestros actos pueden ser juzgados de forma errónea. Alguien con éste tipo de Fortaleza puede parecer, a la mayoría, como políticamente incorrecto; pero está claro que ésta fortaleza, siempre, estará acorde con la sensatez y con un muy bien definido "Sentido de la Justicia"


La Templanza o Moderación no es indecisión y se encuentra íntimamente ligada a la Sensatez o Prudencia. Es la capacidad de medir, con Justicia, todos nuestros actos. Del mismo modo que relacionábamos la Paciencia con la Prudencia así podemos decir de la Moderación respecto de la Humildad; en tanto que esta última se entienda como la carecía de arrogancia y no como entreguismo disciplinado a algún tipo de autoridad, ya fuese ésta jerárquica o ideológica. La Moderación nunca provoca reacciones contrarias en tanto que se encuentra limitada y protegida por las otras tres virtudes cardinales.


Una Persona sensata y moderada, valiente y justa siempre será una individuo íntegro, honrado y honesto, alguien humilde y paciente; es decir, un Ser Humano marcado por el mayor estándar de moralidad. El Cristianismo, en sus orígenes, antes de ser transformado en una Religión de Estado, se regía por estas siete únicas virtudes, entre teologales y cardinales, que si se desea pueden subdividirse en muchas otras; pero que derivan de estas siete principales.


Repetimos, ser paciente no es dormirse en los laureles de la indolencia como ser humilde tampoco es rebajarse a la obediencia extrema y sin medida.


El verdadero Cristiano Rosacruz, en tanto que gnóstico, no solo debe de poseer las características divinas de la Fe, la Esperanza y el Amor, sino que también, durante su carrera iniciática, debe de conseguir las más altas cotas de moralidad, siendo cada día más sensato, justo, valiente y moderado.


Sí en alguien que sea considerado como gnóstico no se encuentran todas o algunas de estas virtudes esenciales, podemos estar seguros de que ese sagrado título no es merecido. Así tenemos que la insensatez, la inequidad, la cobardía y la arrogancia son las enseñas propias de aquellos que todavía no han comenzado el proceso crístico del Nuevo Nacimiento.


Aralba R+C