martes, 11 de octubre de 2011

Los Consejos del Sentido Común

Autoretrato (Aralba) Pentax Spotmatic II
En general, quien empieza en esto de la fotografía cree que poseer la mejor cámara y los mejores objetivos son lo más importante. Sin ánimo de desmerecer estos aspectos y otros también importantes, hay pequeños detalles que, por no ser tenidos en cuenta, han dado al traste con el impecable trabajo de muchos profesionales y en este caso hablo por experiencia propia.

Es por ello que hoy vamos a estudiar los preámbulos fundamentales, porque el despiste y el descuido son los peores enemigos de cualquier fotógrafo sea aficionado o profesional. Es evidente que el daño, en el caso del profesional, puede ser irreparable, menoscabando el prestigio que se haya podido conseguir durante muchos años de profesión.

Cualquier máquina electrónica puede fallar sin avisar y cuando menos lo esperamos. Es fundamental que si salimos a sacar fotos, de forma premeditada o por algún encargo, que llevemos dos cámaras fotográficas. No es necesario que carguemos con dos voluminosas réflex con un montón de objetivos. Con la cámara de todos los días y una compacta de calidad o alguno de los más modernos teléfonos móviles de 8 Megapixeles nos sirve. Como Fotógrafo profesional suelo llevar conmigo mi Pentax K5, con su juego de objetivos Zoom de alta calidad y un  flash externo; pero también llevo una pequeña compacta y efectiva Canon G11, que en más de una ocasión me ha sacado de algún apuro, cuando la cámara principal ha tenido algún problema. 


En cierta ocasión, durante un reportaje en un partido de paddel, mi anterior Pentax IstDs comenzó a dar problemas cuando utilicé el disparo en ráfaga. Simplemente la cámara me indicaba que se había quedado sin batería y dejó de funcionar. No se quedó sin Batería; pero al no poder dar abasto a las ráfagas, simplemente era su modo de protestar: NO HAY BATERÍA; Después supe que lo único que tenía que haber hecho es apagar la cámara volver a encenderla y SEGUIR DISPARANDO hasta que volviese a surgir el problema y repetir la operación; pero yo no lo sabía. Gracias a mi pequeña gigante Canon G11 pude salir del paso y terminar el reportaje de forma más que aceptable.

Juventud/Vejez (Aralba) Pentax K5 Zoom 16-70mm
Dado que salir con dos cámaras pudiera parecer excesivo para algunos fotógrafos que comienzan, yo si les diría que al menos lleven dos juegos de baterías recién cargadas y varios juegos de pilas alcalinas para aquellos aparatos que pudieran utilizarlas. Algunas cámaras, incluso profesionales, como es el caso de la Pentax K5 permiten con un accesorio que viene con la empuñadura opcional el uso de pilas. Por otro lado, tanto las pilas como las baterías recargables son propensas a dejar de funcionar con temperaturas muy bajas y eso lo tenemos que tener muy en cuenta cuando salimos en invierno o nos movemos a la fría montaña. Recuerdo que hace muchos años, en la Isla de Tenerife, hicimos mi recién casada esposa y yo un viajecito a la cumbre del Teide con mi flamante Yashica Electro 35 comprada allí mismo, en la Isla que entonces era Puerto Franco. No pude realizar ni una sola toma. La cámara que era totalmente automática y no permitía ningún proceso manual simplemente me dejó tirado como una colilla. Para que a vosotros no os suceda nunca eso, os recomiendo que llevéis las pilas y baterías muy cerca del cuerpo para que no estén expuestas, dentro de la cámara, al frío que convertirá, sin dudarlo  a tu presunta fuente de energía en una real fuente de problemas.

Está de más decir que si vamos a la playa o a lugares húmedos y salvo que llevemos equipos especiales contra la intemperie que debemos de proteger nuestra querida compañera tanto de la arena como del agua, la humedad o de los rayos del sol directos.

El calor del sol puede deteriorar cualquier cámara y su óptica, especialmente las construidas con materiales no muy nobles como es el caso del plástico, aunque se trate del potente policarbonato.

Carámbanos (Aralba) Canon G11 
Un último consejo que debemos memorizar para no caer en el error más común de cualquier fotógrafo. A mí personalmente, ni una ni dos veces, sino alguna más se me ha quedado cara de bobo cuando después de haber tirado toda una secuencia de 24 o 36 fotos con las antiguas cámaras de carrete, nos percatamos que simplemente no llevaba en la cámara el carrete colocado. Ahora sucede algo muy parecido con las tarjetas de memoria. Mi consejo es que siempre lleven tres tarjetas de memoria siguiendo este criterio: Tras calcular, a grosso modo,  las tomas que podríamos tirar en una sesión o reportaje, llevar siempre justo el doble + 1. Es decir si consideramos que con nuestra súper cámara, en modo Raw, vamos a necesitar unos 8 Gigas de memoria deberíamos llevar dos tarjetas de 8 y una tercera de 16 Gigas, que si todo va bien no deberíamos de utilizar; pero que siempre nos podrá sacar de cualquier apuro incluso si necesitamos realizar algún reportaje en video. Recordad que hoy todas las cámaras permiten el uso del video. Sí, sabemos que no lo vamos a utilizar; pero nunca se sabe ¿Están de acuerdo conmigo? Mi Pentax K5 va con su empuñadura y dentro de ella está localizado un departamento para colocar una tarjeta de memoria extra y que yo, por perro viejo, hago buen uso de ella. Siempre llevo una tarjeta ubicada en ese lugar. En cierta ocasión se me olvidó sacar la tarjeta del ordenador después de descargar las fotos y evidentemente yo no me di cuenta.

Cuando salí al campo con mi cámara para tomar mis tomas, la cámara no iba y me indicaba que no había tarjeta. La Leche, la tercera tarjeta estaba en casa en la bolsa de transporte del equipo y conmigo solo llevaba la cámara. Estuve a punto de regresar cabizbajo y maldiciendo mi despiste y poca memoria; pero pronto recordé que llevaba una segunda tarjeta junto a la batería de la empuñadura. No hubo problema, coloqué en su habitáculo la tarjeta de reserva y pude tirar las fotos.

Margaritas (Aralba) Canon G11
Para terminar y antes de empezar con los intríngulis técnicos indicaré cual es la mejor forma de sujetar la cámara. Existen muchos manuales donde exponen lo que yo voy a decir a continuación por lo que no es nada nuevo; pero necesito indicaros que lo más importante, en este caso, es el uso habitual del sentido común, la estabilidad y un pulso firme para no arrastrar la cámara con nuestros propios movimientos. Generalmente, las cámaras réflex y Bridge se sostienen, no sujetar o agarrar, con la mano izquierda usándola como soporte y también con la finalidad de poder utilizar el enfoque manual ayudándonos de los dedos pulgar e índice. También utilizaremos esos dedos para mover el Zoom; pero en última instancia, justo antes del disparo, toda la mano debe de ser una roca que sostenga con firmeza; pero sin realizar presión, fundamentalmente el Objetivo que en muchos casos suele ser la pieza más pesada de la cámara. La otra mano será la encargada de sujetar, en este caso sí, el cuerpo de la cámara, propiamente dicho, con la capacidad de bascular para corregir la horizontalidad, dejando el dedo índice para pulsar el disparador y para mover la rueda de corrección manual tanto de obturación como de diafragma o la propia sensibilidad tras pulsar algún botoncillo estratégicamente situado en el cuerpo de la máquina.

En algunas cámaras profesionales incluso hay que hacer uso del pulgar dado que poseen dos ruedas, diales, de graduación para facilitar dichos menesteres. La posición del cuerpo debe de ser lo más estable posible y aquí es donde entra lo que dijimos al comienzo del sentido común apoyándonos sobre algún objeto firme, árbol, pared, etc, etc. si fuese necesario y posible. No tiraremos nuestras fotos a pies juntillas, en equilibrio inestable, sino abriendo nuestras piernas y repartiendo el peso del cuerpo entre nuestras extremidades inferiores, al modo en que se realiza en las artes marciales.

Los brazos de ser posible apoyados, con firmeza, al tronco y el ocular del penta prisma unido a nuestro párpado. Si usamos gafas, lo mejor será que graduemos las dioptrías del ocular y prescindamos de ellas. La propia Frente será un tercer punto de apoyo muy interesante para nuestra cámara. Hay que acostumbrarse a usar el ojo derecho para observar por el visor y dejar el izquierdo libre que será de mucha utilidad para comprobar imprevistos durante el encuadre o detectar el destello del flash.. Si usamos el ojo izquierdo para encuadrar el derecho quedará tapado por el propio cuerpo de la cámara. Ese vicio hay que intentar evitarlo. ¡Graduemos las dioptrias del visor usando como referencia nuestro ojo izquierdo!

Nieve en Navacerrada (Aralba) Pentax K5 Zoom 16-115mm
 Para evitar las fotos movidas, a parte de la pequeña explicación que hemos dado aquí, existen otros criterios técnicos que se darán cuando toquemos el triángulo imprescindible de cualquier artefacto fotográfico: Sensibilidad, Velocidad de obturación y Apertura del diafragma. Durante los próximos días empápense de estos humildes pero fundamentales consejos y que si se siguen al pie de la letra, al menos aunque no sean buenas las tomas, algo llevaremos encima con lo que poder trabajar en la post producción; porque de lo contrario, nuestra cámara solo habría servido en un primer momento para fardar de maquinón y en segundo lugar para quedar en el más espantoso de los ridículos, al menos ante nosotros mismos. Mi último consejo y que siempre lo he mantenido. Una foto al día a lo que sea: Un enchufe, un huevo, una muñeca, la arrugada cara de nuestros padres, nuestros pies y hasta la propia sombra; pero hoy en día y gracias a la tecnología digital, esto no vale dinero, al menos una foto al día. El Fotógrafo y su cámara deben llegar a convertirse en una especie de centauro donde el uno no pueda prescindir de la otra. En este caso, como en otros muchos de la Vida el adquirir la Fuerza de la costumbre es fundamental.

Venga, vamos, a tirar fotos a tutiplén y no tengamos miedo de que puedan salir malas. Nadie ha nacido enseñado y la capacidad de observar el arte es algo subjetivo. Algunas presuntas malas fotos pueden resultar verdaderas obras de arte.

Al otro lado del espejo (Aralba) Pentax K5 


Aralba (Fotógrafo Frelance)