miércoles, 13 de julio de 2022

Lección 102, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Cuidado con los ángeles"


-Nada es lo que parece-


Los seres humanos somos muy dados a categorizar las cosas y darles nombres mostrando ciertas jerarquías, a modo y manera de como sucede en las sociedades humanas; pero debemos de ser conscientes que todo ese mejunje mental solo es producto de nuestra rica imaginación. 


Así se construyeron las sagas y dinastías de las diversas divinidades en los pueblos politeístas. Con la llegada del monoteísmo abrahámico, esas misma jerarquías, con otros nombres, quedaron relegados a los coros angélicos y demoníacos; pero, en el fondo, todos ellos no dejan de ser una sola cosa, las fuerzas arcónticas, Legisladores de la Naturaleza o Arcontes.


En realidad, el principal objetivo, casi el único de los arcontes, es mantener estables los pilares del Universo mientras sea necesario y que éste no colapse y desaparezca. Los arcontes, cuyo poder a nivel físico es inconmensurable, para poder cumplir con su programación requieren de energía, como no podía ser de otro modo y, esa energía, estas entidades egregóricas ligeramente anteriores a la formación del Universo conocido, la toman de las almas que en él habitan; concretamente de las emociones, independientemente de que esa energía sea positiva o negativa.


En general, los arcontes no se encuentran especializados en algún tipo de energía concreta y, por lo tanto, los arcontes que un día se alimentan de energía positiva y sus acciones parecen angelicales, al siguiente podrían nutrirse de energía negativa y considerar sus acciones como demoníacas. Aunque es lo general, hay casos específicos en los que los arcontes después de eones alimentándose de energía de un determinado signo, son atraídos, a un mismo nivel energético, por las almas que emiten una energía similar a la que vienen alimentándose. Así, los seres humanos, de forma artificial, hemos realizado una construcción mental de grupos con sus correspondientes jerarquías, e incluso con los nombres de determinadas entidades individualizadas.


Así tenemos a demonios o ángeles familiares que apegados a una determinada Familia, se van transmitiendo su esencia de generación en generación y alimentándose, casi en exclusividad, de los miembros de una única unidad familiar. También podemos indicar que, en muchas ocasiones, las que son jerarquías de demonios para un determinado colectivo humano, resultan jerarquías angelicales para otros colectivos y viceversa. Todo depende, exclusivamente, si los efectos particulares resultan positivos o negativos; pero eso no significa que algunos de ellos sean buenos, en tanto que son el producto de unos determinados apegos emocionales. Todos ellos, siento decirlo, son negativos dado que el resultado final siempre será una mayor presión de las ataduras que nos mantienen apresados a la prisión del Mundo.


En una lección anterior hablábamos de como el miedo nos ata a los arcontes; pero no nos equivoquemos, la lujuria, la concupiscencia, la gula y otros vicios naturales también poseen los mismos efectos que el miedo, en tanto que no dejan de ser otra cosa que emociones con su correspondiente frecuencia electromagnética y que atrae, del mismo modo, a las fuerzas arcónticas.


Las emociones y los deseos son algo consustancial con la naturaleza del Alma Humana y no tiene por qué producir efectos negativos en el Ser Humano; pero eso cambia radicalmente cuando esas emociones y deseos se convierten en apegos irrefrenables; es decir, se convierten en vicios. Vicios que son cadenas invisibles que nos impide levantar el vuelo para llegar hasta nuestro hogar celeste.


Dicho todo lo anterior solo nos resta decir que los seres humanos somos dueños de nuestra vida y de nuestro destino. Colocar nuestro Destino en manos de terceras entidades no solo un error sino también una catástrofe para el Destino final de la Humanidad y del Universo.


La Intuición nos proporciona la Esperanza necesaria hasta conseguir la Fe, que dé como fruto al Amor. Solo ese ciclo es liberador y ninguna mano tendida, ya sea de divinidades, ángeles o demonios, nos podrá sacar de ésta prisión sin barrotes. Lo cual tampoco tendría mucho sentido, dado que tanto las jerarquías demoníacas como los coros angélicos requieren de éste Universo para seguir existiendo. Ellos funcionan desde dentro proporcionando las fuerzas positivas y negativas que mantengan en equilibrio el Universo. Ninguna de esas entidades arcónticas están interesadas en que éste drama concluya; en todo caso, lo más que podemos esperar de las entidades positivas es cierta pasividad que, por regla general, no se da en los poderes negativos, los cuales suelen enfocarse y alimentarse compulsivamente hasta destruir su propia fuente de alimento.


Digamos que las fuerzas angelicales, arcontes que se alimentan de las emociones positivas, son los herederos directos de los arcontes originales que fueron instituidos por el Demiurgo para, como hemos dicho, mantener estable el escenario del Mundo. Y esa es la verdadera diferencia que distingue a unos arcontes de los otros. Los arcontes que se alimentan de energía negativa, de forma casi exclusiva, durante los eones transcurridos desde la explosión que originó el Universo, han ido degradándose hasta casi ser imposible su identificación con el original. Esos arcontes, básicamente, son los que impiden que telón del Drama del Mundo pueda ser, de una forma definitiva, bajado.


Por favor, es un ruego dirigido a su Inteligencia, abandonen sus ruegos y oraciones a Entidades externas, sean las que fueren, y dirijan ese diálogo íntimo a su más profundo interior donde vive Cristo en la forma de un capullo de rosa, su Maestro Interior. Olvídense de entidades ultradimensionales, sagas de extraterrestres ya sean de Orión o las Pléyades. No hagan oídos a unos supuestos maestros ascendidos o a entidades canalizadas. Tanto los dioses, como los ángeles y los demonios, cada uno de ellos a su modo y manera, nos quieren bien atados y prisioneros del Mundo. Recuerda que tu Energía Espiritual es infinitamente superior a la de todas las fuerzas arcónticas juntas. ¿Por qué colocas tu Destino en seres que están condenados a desaparecer con éste Universo?


Para finalizar, solo recordar que los arcontes no on seres espirituales con entidad propia. Son egrégores, algoritmos de Inteligencia Artificial, constituidos por el Demiurgo con el fin de ser, primero, los operarios para la construcción del Universo y, segundo, las bambalinas que permitieran la manifestación del Drama que es la Vida, durante su existencia programada.


Pon tu Fe en Christos nuestro Señor y deja que su Obra, el Amor, haga el resto. Confiar en el Maestro Interno también es tener Fe.


Aralba R+C