"Celador-Celator-Zelator"
-Grado Primero (Primera Orden)-
"El que Vigila, con celo, lo Oculto"
Al final de las Bodas Químicas de Valentín Andreae, Christian Rosentkreuz recibe la misión de vigilar la entrada al Templo de Venus-Afrodita; esto quiere decir que el Fundador de la Rosacruz, al final de la Obra, había sido admitido a la Cofradía de la Rosa roja y la Piedra de Oro (lo que vendría a ser la Rosacruz), quedando vinculado, el Personaje, a la Tarea del Grado de Neófito; es decir, vigilar con celo extremo los secretos guardados en el Templo de la Diosa Afrodita; es decir, de los Misterios Menores de la Vida y del Amor.
El Vigilante tiene el deber de observar todo lo que se realiza a su alrededor y, generalmente, asume el voto de silencio. El Celador, del mismo modo, es un obediente y disciplinado servidor del sacerdote del Templo; esto es, actuar de forma diligente y sin rechistar las órdenes que se le dicten.
El Grado de Celador representa el respeto del Principiante ante aquello que desconoce y cuyo primer contacto es la observación, sin preguntar, en el más estricto de los silencios; así como el servicio fiel, mediante la plena confianza en el Maestro del Templo.
Así, el Celador en primera instancia, sin comprender del todo lo que observa, se va habituándo a lo que sucede en el entorno del Templo, con el fin de ir aprendiendo de forma progresiva en el siguiente Grado "Teórico" y siguientes de la Primera Orden. Podría decirse que más que un Grado efectivo es el Atrio Preparatorio, donde el Aspirante a Rosacruz cumple las funciones de Vigilante exterior primero e interior después del Templo que es su propio Cuerpo.
Como nuestros amigos entenderán, todo lo que aquí tratamos es simbólico y no estamos hablando de un Templo de Piedra dedicado a una Diosa del Panteón Heleno. Aquí se trata del propio Templo del Espíritu Santo. Nosotros en toda su integridad como triple cuerpo en tanto que Carne, Alma y Espíritu; donde el Maestro no es otro que Cristo mismo.
Así, la Personalidad que conscientemente ha comenzado el acercamiento a la Rosacruz, siendo admitida, al proceso iniciático, de ir todo bien, desembocará en la Cristificación; pero antes debe de pasar por un proceso de pruebas exhaustivas y eliminatorias mientras que su única misión es observar calladamente y obedecer las instrucciones del Maestro Interior.
Pasado un tiempo simbólico de tres años el Maestro Interior permitirá que el Neófito Celador, que ha trabajado prudentemente y con diligencia en la vigilancia del Templo, sea admitido al Segundo Grado de "Teórico", ya se verá, donde ya sí, podrá aprender preguntando todo lo que sea posible, de forma teórica, acerca de los misterios que guarda el Templo del Espíriru en su Biblioteca Genética; pero esto lo analizaremos en la siguiente Lección.
El Grado de Celador no solo es efectivo a partir de que uno sea admitido en el Templo de la Rosacruz y durante el tiempo de los tres años que dure la estancia en el Grado, sino que se mantiene desde ese primer instante, por siempre o hasta que el Maestro Cristo determine, en tanto que el Neófito, la Personalidad, esté o no, cumpliendo con los objetivos perseguidos.
Esto quiere decir que una vez Celador, siempre Celador, en tanto que el Ministerio de Servicio desinteresado a la Humanidad es la principalisima premisa que debe de seguir todo aspirante a la transfiguración crística de la Rosacruz.
Palabras Clave: Observar, Silencio y Obediencia a nuestra Consciencia "El verdadero Maestro (Cristo)"
Aralba R+C