domingo, 23 de enero de 2022

Lección 43, Octavo Grado, Tercera Orden

 "La Tierra, un Lugar de demonios"


-Un viaje por el Planeta Prisión-


Imagínense una cárcel cuyos carceleros fuesen una serie de presos seleccionados entre los más nefastos.


Una Prisión virtual donde el Alcaide pareciera estár ausente; al menos, de forma física y presencial.


Son muchos los que se están dando cuenta de que el positivismo y la búsqueda de la felicidad, en éste Lugar que llamamos, de forma equivocada, Hogar, es una maldita entelequia, una capa más de las fronteras que conforman el muro de la Prisión..


Con mucha probabilidad seamos extremadamente peligrosos para el Multiverso y nos han encarcelado en éste Lugar y aprisionado con numerosas cadenas invisibles que impiden que podamos hacer uso de nuestro Cósmico Poder.


Hubo una Guerra en el Cielo, una Guerra que se perdió y esa es la causa de que nos encontremos aquí, en éste lugar de redención, purgando nuestras culpas. Al ¿Quizá sea eso?


No busquemos los demonios fuera de nosotros porque los demonios están en nosotros, somos nosotros mismos. Nosotros somos nuestros propios carceleros.


El primer muro, infranqueable, de ésta Prisión que nos separa de lo que otrora fuera nuestro Hogar Celeste, es la frontera del Mundo Cuántico. Un muro que se encuentra incrustado, de forma multidimensional, en todas y cada una de las partículas subatómicas que conforman el mundo microscópico del Campo de Higg.


El Segundo Muro, igualmente infranqueable, es la barrera del Espacio Tiempo, donde las distancias son tan enormes que resultan infinitas para la naturaleza finita y temporal de nuestros vehículos corporales.


La Tercera frontera es nuestro Sistema Solar, donde tan solo la Tierra es un lugar adecuado para sustentar la vida. Aunque quisiéramos, a la humanidad le resultaría imposible colonizar, de una forma factible, una serie de cuerpos celestes deshabitados e inhabitables. 


Un muro más cercano, ya franqueado, es la propia gravedad y atmósfera de nuestro Planeta.


Por último están las cadenas que nos mantienen prisionero a éste Planeta, a éste Sistema Planetario y a éste Universo, nuestro vehículo físico, el Cuerpo. Sí, porque nuestro verdadero Ser espiritual se encuentra atrapado en éste vehículo material del que no puede escapar ni siquiera con la parca, dado que, inmediatamente después de la muerte del cuerpo vuelve a quedar atrapado en la materia por las fuerzas arcónticas que rigen el Universo.


Luego, entre todos los demonios prisioneros, se crean normas y leyes para que esa sensación de estar aprisionados resulte más convincente.


Pero oiga, preguntarán algunos de ustedes, ¿Que culpa tienen los niños, los bebés para ingresar en ésta terrible prisión?


Es que no nos hemos enterado de nada y, por mucho que sigamos repitiéndolo, pareciera que no deseamos darnos por aludidos. Ésta Prisión de demonios solo mantiene a un único prisionero: ¡Usted!, en tanto que yo soy usted y Usted somos todos.


Solo existe un Ser Cósmico aprisionado en ésta Prisión. Un único Ser que, debido a la trampa de la reproducción se ha ido dividiendo una y otra vez hasta conformar todas las partículas y formas, tanto del Universo visible como del Invisible. 


Usted, ahora sí, lo está comprendiendo perfectamente. Todos formamos parte de un único Ser Cósmico. Un Ser Cósmico aprisionado dentro de su propio vehículo de manifestación, el mismo Universo.


Hágase cuenta, mi Amigo, que hubiese algún método para convertir a los presos en autistas profundos. Eso es lo que usted, yo, y todo en el Universo somos, un impresionante y coloso autista inmerso en sus pensamiento y jugando a ser muchos a pesar de solo ser Uno. Quizá, ese Prisionero que usted y yo somos, juega con su mente para evadir la eterna soledad, de una eterna condena.


Mientras antes conozcamos la verdad mejor, porque ese Ser Cósmico que usted, yo y todo lo demás somos, debe de salir de su letargo inconsciente y tomar consciencia de su verdadera y lamentable situación. 


Y, bueno, para eso estamos usted y yo despiertos dentro de éste océano de inconsciencia, para gritarnos, entre nosotros y a nosotros, la Verdad: ¡Despierta!, ¡Despierta!, ¡Despierta!...


Todos somos uno y de aquí o salimos todos como una sola cosa o no salimos ninguno, porque todos somos Uno.


Otra cosa es la verdadera causa por la que nos encontramos prisioneros en ésta Cárcel sin barrotes; pero infranqueable. Dado que a los forajidos delincuentes y villanos se los encarcela, lo primero que se nos viene a la mente es que estamos presos porque somos malvados y entonces, en tanto que el Ser se encuentra desdoblado en una infinidad de demonios, creemos estar atrapados porque somos demonios y de ahí deducimos que los demonios somos malos y, por lo tanto, debemos de estar prisioneros para no hacer daño a otros. ¿Que otros?


Nos han engañado mi querido amigo, nos hemos auto engañado. Los demonios no somos otra cosa que porciones divididas del Espíritu aprisionado y los espíritus, por definición, solo somos eso, espíritus divididos; pero ni buenos ni malos, solo espíritus, recuerda eso.


En realidad, nadie nos aprisionó en ésta Cárcel de muchas capas que es nuestro Cuerpo, el Universo. Nosotros mismos, por un lamentable error, nos secuestramos, como autistas, dentro de nosotros mismos y el Ser único, con el tiempo, se fue multiplicando con la intención de no sentirse solo; pero esa soledad jamás nos abandono mi hermano Demonio.


Solo siendo conscientes, tanto de nuestra verdadera naturaleza divina como de nuestra terrible situación de autismo, es que podremos reaccionar, parar la división y comenzar la unión previa al despertar del Ser Único que siempre fuimos y nunca dejamos de ser.


¡Despierta y únete a Nirvana, únete a Satori, únete a Pleroma! Para dejar de ser un mero Demonio errante y transformarte en lo que nunca has dejado de ser, el Uno, el Creador de tu Cuerpo, del propio Universo.


Aralba R+C