"La Superstición de los espíritus"
-Las nefasta y errónea creencia en un Diablo-
Debemos de comenzar explicando que no decimos que los espíritus no existan. Eso sería una temeridad, lo que tratamos de indicar es que no hay espíritus benévolos o maléficos, ni espíritus que nos pudieran conceder deseos o acosarnos impúdicamente con el fin de divertirse haciéndonos daño.
Existe un único Espíritu Infinito, la Inteligencia Creadora del Pleroma, Dios mismo.
En una infinitesimal burbuja del Pleroma, rozando la singularidad, ese Espíritu parece estar segmentado en una infinidad de partes que, a pesar de eso, conservan todas y cada una de las características del Conjunto atrapado en la burbuja espaciotemporal y que, no deja de ser otra cosa que el Multiverso que contiene a nuestro propio Universo.
Hablamos recientemente acerca del miedo y apuntamos del error de predicar asuntos que puedan provocar desasosiego, temor, miedo y ansiedad. Así, el "Colegio Invisible de la Rosacruz" rehuye tratar temas como el Infierno o la Reencarnación; pero también de demonios malvados y sus, supuestas jerarquías así como también de las supuestamente angélicas.
Existen, en el Multiverso, infinidad de criaturas de toda suerte y condición. Unas visibles para los ojos humanos y otras solo visibles para la mirada del Espíritu; pero ello no significa, independientemente de sus posibles aficiones culinarias, que debamos de tenerles temor porque, como ya hemos explicado hasta la saciedad, los espíritus, nosotros somos eso, son absolutamente inviolables, eternos e inmortales.
A los espíritus, en algunas religiones, se los conoce como demonios, no siendo estos, perse, ni benéficos ni perjudiciales. Por lo tanto, hablar de demonios no debería de asustar a nadie.
A estos demonios se los denomina como ángeles cuando nos benefician y demonios cuando nos perjudican; dicho de otro modo, un demonio puede ser demonio para alguien en determinadas circunstancias y ángel para otro en esas mismas condiciones.
Dependiendo, lo anterior, tan solo de nuestro conocimiento o desconocimiento de cómo funciona dicho espíritu. La Magia en siglos pasados y la Ciencia, hoy, se ocupan de que conozcamos dicho funcionamiento para aprovecharnos de sus beneficios e impedir sus perjuicios en caso de colocarnos a contracorriente.
Es ahora cuando esperamos que ustedes nos digan. "Oiga, Aralba, usted nos engaña porque esa definición que usted nos da de estos espíritus pertenece al retrato que nos viene haciendo de los arcontes". exacto, así es y es el origen y fuente de toda confusión.
Cada Espíritu, verdadero, no de lo último que hablábamos, es una célula completamente aislada del resto que las rodea y, por lo tanto, no puede ser manipulada; es decir, ni beneficiada ni perjudicada. Ahora bien, ese Espíritu con el fin de poder manifestarse posee un Alma y un Cuerpo de determinada índole.
Esos Cuerpo y Alma, al contrario que su Espíritu, sí que puede ser dañado o modificado por las almas y cuerpos de otros espíritus y, muy importante, por las Fuerzas y Leyes Naturales, los arcontes o legisladores, dependiendo su signo de si nos ponemos a favor o en contra de la circulación de su Energía. Por cierto, una Energía que no puede proceder de otro lugar que de nosotros mismos; es decir, los espíritus. En tanto que somos su única fuente de energía.
Así vemos que es pura superstición la creencia en espíritus malignos de los que debamos de protegernos o de espíritus benignos y a los que deberíamos de invocar para aprovecharnos de sus dádivas y beneficios. Todo se trata de mera ilusión emocional provocada por una sugestión inducida mediante la educación y la cultura, fundamentalmente religiosas.
Los espíritus malignos como el Diablo o Arimán, así como el Infierno, la Reencarnación o el Purgatorio, son invenciones de los débiles para poder dominar a los fuertes pero ignorantes. Esa es la base de cualquier tipo de superstición, la de ser herramienta de manipulación, por parte de quienes poseen el conocimiento sobre aquellos que se encuentran sumidos en la ignorancia.
El Mal no depende de los demonios; es decir de los espíritus que pululan por doquier, a nuestro alrededor, sino de nuestra postura ante las leyes del Universo y del grado de estructuración de nuestra Personalidad.
Esto último es importante, dado que una Personalidad debidamente jerarquizada y equilibrada, por mero sentido común, sabrá reconocer que situación tomar ante determinadas circunstancias y así aprovecharse de ellas o no sufrir sus negativas consecuencias. Hablamos del verdadero origen de la Magia. Si, porque la Magia es sinónimo de Inteligencia Consciente.
Cuando un Reikidoka, por ejemplo, ora a sus guías, maestros o ángeles, en realidad lo que hace es conversar con sujetos que pertenecen a la estructura de su propia Personalidad; es decir, con sus egos. Un Canalizador de "Espíritus" del mismo modo, recibe opiniones de seres elementales que pertenecen a su propia jerarquía egoica; es decir, en ambos casos, no se trata de espíritus externos sino de los yoes internos de sí mismos.
Entre esos egos, existe una jerarquía muy diversa y que se mueven en un rango vibratorio muy amplio, entre lo más elemental del Astral hasta niveles muy cercanos a Cristo o el Maestro Interno, cuando se reciben los mensajes de la Intuición.
Solo cuando uno se encuentra Iniciado; es decir, se es consciente del Maestro Interno, es que sabemos discernir de donde procede la información. Información que algunos creen recibir del exterior, de manos de supuestos maestros ascendidos, guías espirituales, seres interdimensionales, demonios, ángeles, fallecidos e incluso extraterrestres.
Los seres humanos, en general, nos infravaloramos hasta límites difíciles de imaginar; pero en eso consiste el truco de la manipulación: En que, con información errónea, nos creamos menos que un cero a la izquierda para que solicitemos el auxilio o protección de terceros y que se nos venden como mucho más perfectos que nosotros. Todo ello como un método de control de la Población por parte de los Estados. Y esa función la vienen cumpliendo, a la perfección, todas las religiones oficiales.
Por lo tanto, intenta poco a poco y con paciencia, desvincularte de las supersticiones que, terceros, intenten inducir en tu Mente, miedo o temor.
Tú te encuentras muy por encima de los arcontes y, desde luego, los espíritus ni pueden molestarte ni hacerte daño alguno, pues cada uno vive aislado de tí mediante su propia prisión celular.
Desde luego, a los arcontes los tendrás que sufrir mientras no conozcas su funcionamiento y proceder automáticos; pero en cuanto conectes con el Maestro Interno, todos esos secretos te serán desvelados.
Aralba R+C