miércoles, 30 de marzo de 2022

Lección 70, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Efecto Espejo"


-Aquello que parece proceder del exterior, en realidad, proviene de nuestro interior-


Somos células individualizadas del Pleroma y nuestro Ser es todo un Universo, conocido como Microcosmos, separado del resto de células mediante una membrana impenetrable conocida como Campo Áurico.


Esto significa que todo aquello que escuchamos, vemos y sentimos, procedente de lo que suponemos el exterior, en realidad es una visión invertida de lo que sucede dentro de nuestro propio Ser.


Así, cuando criticamos o juzgamos algo o a alguien, en realidad, sin saberlo, nos estamos juzgando a nosotros mismos. Quien ésto conoce aprende de lo que ve y siente con el fin de mejorarse a sí mismo sin juzgar aquello que esté viendo o sintiendo.


Aquellos que más juzgan y critican las acciones de los demás, porque algo no les gusta, son quienes más tienen que cambiar. No sirve estar perdiendo el tiempo en disquisiciones externas que no nos competen y que difícilmente podríamos cambiar desde afuera. Si deseamos cambiar nuestro entorno y nuestra calidad de vida, debemos de cambiar desde nuestro interior. Cambiando nuestro interior, automáticamente se modifica lo exterior, para adaptarse a nuestras propias necesidades.


Esto es así porque todo lo que parece suceder en nuestro exterior no es otra cosa que una proyección de nuestro interior que se refleja en la membrana de nuestro Campo Aural. Toda nuestra vida acontece en el seno de nuestro Microcosmos. El afuera no existe, siendo una mera ilusión y mientras antes lo entendamos, antes nos encontraremos en el camino adecuado para percibir la Realidad, de todo aquello que nos acontece, tal y como en verdad es.


¿Es complicado entender éste asunto? Lo comprendemos del mismo modo que se entiende la reacción de algunas mascotas al verse reflejadas en un espejo. Ellas creen estar viendo a otro Ser de su misma Especie y reaccionan de modo pertinente, cuando lo están viendo es solo su propia imagen invertida.


Cuando vemos en otros algo que no nos gusta, por favor dejemos de hacer el ridículo demostrando nuestra completa ignorancia. Reflexionemos con lo que aquí hemos aprendido e intentemos mejorar con las lecciones que nos propone la Vida. Juzgar aquello que vemos o sentimos, procedente del exterior, es una lamentable pérdida de tiempo. 


Preguntémonos ¿Por que vemos o sentimos esas cosas que nos incomodan?. Exactamente, eso significa juzgarnos a nosotros mismos para corregirnos en algo que no está funcionando de forma adecuada.


Dejemos que todo, en el exterior, fluya como una Película que nos mostrara una concatenación de fotogramas. A nadie en el Cine se le ocurre, ante una secuencia que le disguste, levantarse del asiento y gritar como un descocido a los personajes que fluyen por la pantalla. ¿Entendemos lo ridículo del asunto?, Pues lo mismo sucede cuando alguien actúa, ante nosotros, con acciones o decisiones que no nos gustan y nosotros reaccionamos de tal guisa. 


Esas cosas suceden, como un reflejo de nuestro interior, con el fin de que aprendamos ciertas lecciones que nos son necesarias. Tened por cuenta que esos sucesos no ocurrirían si no necesitáramos aprender algo muy concreto.


La próxima vez que ocurra, ante nuestros ojos, algo que nos disguste, no nos pongamos a ladrar como nuestro perro ante su imagen reflejada en el espejo del ascensor. Intentemos comprender que es lo que nos quiere decir eso. ¿Que es lo que tenemos que cambiar en nosotros con el fin de que no reaccionemos de ese modo, sino de forma serena como el estudiante atento que se encuentra escuchando las lecciones que diserta, en clase, su profesor?


Que se nos quite de la cabeza el que podemos arreglar el Mundo poniéndonos a juzgarlo en una charla de taberna. Los políticos no van a cambiar su actitud por aquello que nosotros juzguemos en una barra de bar. El Mundo cambiará y se adecuará a nosotros cuando nos demos la vuelta como un calcetín; es decir, que cambiemos de dentro para afuera. Solo juzgandonos a nosotros mismos y reconstruyendonos, desde adentro, es que podremos cambiar nosotros y, con ello, el reflejo que proyectamos en nuestro entorno y que conocemos como el afuera o el exterior a nosotros.


Aralba R+C