domingo, 17 de abril de 2022

Lección 76, Octavo Grado, Tercera Orden

 


"La Religión y la Moral"


-En tiempos de un revisionismo de arquetipos-


Los mandamientos de la Ley de Dios según la Biblia:


"Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.


     1.- No tendrás dioses ajenos delante de mí.

     2.- No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

      3.- No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo.      

    4.- Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 

Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

                ***

    5.- Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    6.- No matarás.

    7.- No cometerás adulterio.

    8.- No hurtarás.

    9.- No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

  10.- No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo"

(Deuteronimio 5:1-21)


Aún conociendo, por la Gnosis, que Jehová, quien se designa a sí mismo como Dios, no es otro que Authades, el Suplantador del Demiurgo, del Creador. También conocido como Gran Presuntuoso; éste Gran Arconte fue el que proporcionó a Moisés los mandamientos de la Ley con el fin de que su estirpe no se extinguiera y permaneciera viva a través del Tiempo con el fin de dar cumplimiento a sus planes y designios, tal y como se expresa de forma explícita.


Visto lo cual, y numerados, convenientemente en diez, tal y como "fueron dados a Moisés", el Príncipe Egipcio y creador de la Religión de Jehová, comprobamos como todos, salvo unos pocos, cuatro, los mandamientos de la Ley son de sentido común conforme a la Conciencia Humana y la Ley Natural. Las Leyes a las que nos referimos concluyen con la observación del día de descanso. Un día que como todo el mundo debería de saber es el sábado y no el domingo. Sábado que solo es respetado por unos pocos como son el Pueblo de Jehová y alguna denominación Cristiana como Los Adventistas del Séptimo Día. 


Si somos perspicaces, los cuatro primeros mandamientos nada tienen que ver con la Ley Natural sino que están dirigidos a dejar claro que Jehová es lo primero, a quién hay que adorar, reverenciar, respetar, obedecer y, básicamente, temer.


Cómo hemos mencionado, en diversas ocasiones, esta Ley fue expuesta negro sobre blanco o grabada en piedra con el fin de que el nuevo Pueblo tuviese unas reglas sobre las que regirse y que no se desviase de los designios impuestos por Moisés, inspirado por la Entidad Jehová. Eso no quiere decir que lo expuesto en los mandamientos sea malo; en absoluto, lo que tratamos de decir es que, por el propio Ser Humano, fue rota la suprema Ley del "Libre Albedrío" con el fin de que unos, muy pocos, pudieran tener el control sobre todos los demás, el resto de miembros de la Humanidad.


La Ley, en realidad, todos y cada uno de nosotros, la tenemos grabada a sangre y fuego en el interior de nuestro ADN. El haberlas escrito en piedra supone dos cosas. Primero darle preponderancia a una Entidad denominada Jehová, un falso Dios, y segundo, proporcionar la posibilidad de que pueda ser puesta en entredicho, tergiversada y rota. Ya saben "La Ley se hace para poder saltarsela"


Certificación de la vigencia, durante la Nueva Dispensación, en el Nuevo Testamento, de los 10 Mandamientos:


"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: (No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a darle plenitud). Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra a que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley"

(Mateo 5:17-19)


La Ley, en tanto que es consustancial con la propia Naturaleza Divina del Ser Humano, no puede ser abolida ni por éste ni por otras entidades, ya sean materiales o espirituales. De eso queda constancia en el anterior pasaje y donde, aunque no se menciona la Ley de Moisés, se sobreentiende que en la figura de Jesús primero y de Jesucristo después se cumple la Ley, en tanto que la Cristificación conlleva la toma de consciencia de la verdadera Naturaleza Humana. De ser una Entidad Divina que, en su Ser, de forma implícita, lleva grabada la Ley de Dios en tanto que es parte de Dios, es consustancial con Dios y es, por sí mismo, una Célula de Dios, de la Plenitud; es decir, del Pleroma, el único y verdadero Dios Padre de Christos y de todo lo creado, incluidas las personalidades humanas. 


"Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento de la Ley? Él le respondió: (Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente). El segundo es semejante a éste: (Amarás a tu prójimo como a ti mismo). De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los profetas" 

(Mt. 22, 36-40)


Fijaos, mis queridos amigos, que aquí se habla como de una suerte de resumen de la Ley y en dónde ésta está dividida en dos partes semejantes. Una dirigida hacia la divinidad y, por lo tanto, espiritual "Amarás a Dios sobre todas las cosas" y la otra, semejante a la anterior, dirigida hacia la manifestación material de esa divinidad y manifestada en la Naturaleza, más específicamente en los seres humanos "Amarás a tu Prójimo como a ti mismo"


Dios vive en todos y cada uno de nosotros. También en toda la Naturaleza, en la Creación, y, en ese sentido, debería de darse cumplimiento a los cuatro primeros mandamientos.


1.- "No tendrás dioses ajenos a mi". ( Ello en tanto que, solo existe un único Dios y el resto son creaciones del único Dios). Eso no significa que Dios no hiciera uso de asistentes creados para tal fin; pero convertir a dichos asistentes, criaturas o entidades, al fin y al cabo, en dioses es denominado como "Idolatría"


2.- "No te harás imagen alguna para adorar o reverenciar". Esto es así en tanto que Dios se encuentra en la Naturaleza, en nuestro interior también. Crear imágenes externas de algo que en realidad es interno, supone un disparate vacío de cualquier tipo de sentido común. Un desprecio a la Naturaleza Divina del Ser Humano. Como vemos aquí, la religión Católica, la Ortodoxa y en menor medida la Anglicana, así como una multitud de sectas, denominadas cristianas, como los mormones y otras más rosicrucianas, autodenominadas como Cristianas, en modo alguno cumplen con éste Sagrado Mandamiento. 


3.- "No tomarás el nombre de Jehová en vano"; esto se ha entendido como que no se debe de jurar o prometer, en nombre de Dios, en tanto que pudiera existir falsedad en nuestra promesa o juramento. Esto es una parte ínfima de lo que supone éste Mandamiento, en tanto que la Mentira es una Fuerza destructora de la Verdad, como antagonista de ésta. Mentir no es baladí si consideramos que el Yo Humano es contenedor de una Entidad divina extraordinariamente poderosa. La Creación se realizó mediante el Verbo, la Palabra, y cada pensamiento falso convertido en sonido, Mentira, debería de ser evitado con el fin de no interferir ni ensuciar la Verdad divina y cambiárla por una Mentira convertida en verdad.


4.- "Seis días trabajarás y el séptimo día descansarás" Este, quizá, sea el Mandamiento más difícil de entender y, por lo tanto, de explicar, salvo que entendamos que estos mandamientos fueron inspirados por un Arconte, Jehová. Los seres humanos, como entidades materiales sujetas a las adversidades del Mundo, el cansancio, el agotamiento y la enfermedad, es obvio que necesitaban de algún momento de reposo; pero hasta esto, Authades, lo programa para que sea respetado saltándose la suprema Ley del Libre Albedrío; es decir es como una rúbrica que dijese: Tú Israel, tú Hombre, eres creación mía y estás sujeto no solo a mi adoración sino también a remedar mi forma de actuar durante la Creación. Yo trabajé seis días y el séptimo descansé. Así tú deberás de hacer lo propio: Trabajaras de Domingo a Viernes y el Sábado descansarás. 


Dicho lo anterior y sin arrepentirnos de nuestro razonamiento, bien podemos indicar que, en tanto que el Demiurgo, El Maestro de Obras del Universo, tras finalizada su Creación material, se echó a descansar en el instante en que se incorporó, en su totalidad, como Espíritu, a la Creación; es decir, la Vida en el Universo no sería posible si el Espíritu del Creador no se encontrase en ella, dentro de ella. Esta analogía llevaría implícito el Conocimiento de la verdadera Naturaleza Humana; una Gnósis, reconvertida en mandamiento por un autocrático Moisés y su divinidad sincrética Jehová.


El resto de mandamientos, en tanto que están referidos a la Personalidad Humana, se encuentran en concordancia con la Ley Natural, creemos que no es necesario comentarlos; pero sí sería bueno que los Cristianos y Rosacruces los tuviésemos en cuenta a la hora de juzgar, no ya el comportamiento ajeno, sino siempre el nuestro propio.


El honrar a los padres resulta algo natural y que parece regir, salvo excepciones, a casi todo el Mundo Sintiente. No matarás, no cometerás adulterio y no hurtarás, se relacionan con el precepto de "No hagas a los demás aquello que no quisieras que los demás hagan contigo", algo creemos que es muy natural y en concordancia con el Sentido Común. Y como Ley Natural, entendemos que ni el aborto ni el suicidio ni la eutanasia serían bien entendidos. 


Estas prácticas, entendemos que no son naturales, y solo pueden ser entendidas  mediante la Ley Humana, en tanto que las leyes humanas suelen ser más interesadas que justas. Ahora bien, cada cual, conocidas las leyes, haga con ellas lo que considere oportuno aunque será su semejante quien le ponga sus límites. Así sucede cuando se dictan normas con el fin de que los límites de la libertad propia no interfieran con la libertad ajena.


En éste sentido, siempre debe de primar la Ley de Dios sobre la Ley Humana y, por lo tanto, aunque vaya en contra de la Ley divina abortar o suicidarse, no significa que la Ley Humana deba de coartar la Sagrada Ley del Libre albedrío; pero para contrarrestar esto, se creó la Ley del Talión, de la venganza, en donde los hombres podían castigar a los hombres devolviendo el mismo delito producido: Vida por vida, posesiones por posesiones o de no tenerlar cortar los miembros que ocasionaron el acto, un hurto por ejemplo. Hoy todas estas cosas nos parecen barbaridades; pero en su día eran algo razonable. 


Hoy, al no valorarse la honestidad, la honradez, la nobleza y otras virtudes, es natural que desde el punto de vista ácrata del libre albedrío, al presunto delincuente le parezca una barbaridad hasta que no sufre él mismo los inconvenientes de tales delitos.


No hablarás contra tu prójimo falso testimonio ni desearás las posesiones de éste. Algo, dicho así, resulta tan natural, ¿Verdad? Y tan incumplido por todos y cada uno de nosotros. Si existen dos pecados terribles son la difusión de la mentira y la envidia.


La Mentira y la Envidia son dos terribles defectos, por no decir pecados, y a los que ninguno somos inmune, sobre todo cuando la envida y la mentira van entrelazadas fomentando la intriga, el bulo, la confabulación, el falso testimonio; en definitiva, conspiración para conseguir un mal para un tercero en beneficio nuestro o de un grupo conchabado.


Ningún buen Cristiano se considera perteneciente a una determinada Confesión Religiosa; en tanto que para él su propio Ser es el Templo del Espíritu Santo y Cristo vive en su propio Corazón. Un verdadero Cristiano no necesita de templos de piedra para sentir la Presencia de Dios ni imágenes o inútiles rituales sacramentales para sentirse uno con el Dios del Universo, con la Mente Cósmica. No necesita de dibujos, pinturas o fotografías para representar a sus santos o maestros ascendidos, en tanto que su Espíritu Chrístico vive en nuestro interior y en tanto que Cristo vive dentro nuestro, la comunión con su iglesia es perfecta aunque no existiese edificio alguno donde poder reunirse, dado que la Iglesia es la comunidad de todos los fieles a Cristo y Cristo vive en nuestros corazones.


Nos da igual que Religión signifique "Religar al Hombre con Dios" y nos da lo mismo porque nunca hubo que Religar al Hombre con Dios en tanto que Dios nunca ha dejado de estar presente dentro de nosotros, ya que nosotros somos parte consustancial con Dios. No hay nada que Religar. No es necesaria la religión, hoy en día, aunque hay que reconocer que en su momento fuese un baluarte de la moralidad. Una suerte de símbolo para indicar a los hombre que aún siendo seres libres estamos sujetos a las fronteras de nuestra propia conciencia. Una conciencia sintonizada con la Ley Natural y que cuando no es escuchada, transforma a los seres humanos en monstruos egoístas libres de empatía y que solo buscan el placer y el bien material a costa del bienestar de sus propios semejantes.


No necesitamos algún decálogo para contentar a Dios. Solo necesitamos escuchar a nuestra conciencia mediante la intuición y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos porque amándolos a ellos, nos estamos amándo a nosotros mismos y, consecuentemente, al propio Dios que es lo único que existe y que posee total relevancia.


La Persona que Ama cumple, de forma automática, con los mandamientos de la Ley de Dios sin contravenir el supremo mandamiento del Libre Albedrío. 


"Haz tu voluntad será toda la ley" (Ley del Libre Albedrío) "Amor es la ley, amor bajo la voluntad" (La Ley del Libre Albedrío debe de ser lo mismo que el Amor)

(Aleixter Crowley)


Aralba R+C