martes, 9 de agosto de 2022

Lección 105, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Testigos del final de los tiempos"


No sé si por fortuna o por desgracia, aquellos que hemos sobrevivido a éste exterminio orquestado por los vasallos de los arcontes, deberemos de vivir tiempos peores, cargados de penurias e incertidumbre.


Desde que tenemos uso de razón, nos persigue un pensamiento recurrente, el de estar presente en el fin de los tiempos, el de estar aquí como testigo excepcional de algo de suprema importancia. Desgraciadamente a todos, en algún momento, nos alcanza el Apocalipsis y el fin de los días, pues la muerte nos supone eso a cada uno de forma individual; pero cada uno, según nuestro Libro de la Vida, somos los protagonistas de los eventos que suceden en nuestro tiempo; es decir, no somos meros espectadores.


Quisieramos que nuestras palabras no sean vistas como algo negativo sino con la mirada esperanzadora de todo lo bueno que supone que el Infierno en el que vivimos implosione para así poder regresar a nuestro verdadero Hogar espiritual.


La gente muere a nuestro alrededor sin un motivo aparente porque la gente no es que esté siendo enfermada sino que está siendo vilmente asesinada y la gente no se da cuenta de lo que sucede porque está inmersa en el estúpido ocio que le ofrecen los aparatos de propaganda de Satanás. No, no me mal interpreten, porque cuando hablamos de Satanás, es en sentido figurado, no lo hacemos acerca de un Individuo sino de todo un perverso sistema constituido para desangrar emocionalmente a los seres humanos.


La gente que queremos va desapareciendo porque creyeron en quienes gobernaban sus vidas sin darse cuenta de que eran sus peores enemigos, sus matarifes; pero seguimos preguntándonos ¿Como es posible que sabiendo que vivimos en un infierno, algunos, aún confían en sus carceleros como si fuesen sus mejores amigos?


No, no pienses que vas a sobrevivir al fin de lo tiempos porque del mismo modo que tus amigos cayeron, tu y nosotros también lo haremos. No nos creamos privilegiados e inmortales en la carne porque igual que les llegó a ellos su final de los días también nos llegará a nosotros; pero no sin antes ser testigos de nuestras experiencias marcadas.


Tampoco se trata de que sigamos oídos a profetas y agoreros que, con todo detalle, nos muestran como será el Fin de los días. Si estás en eso, ten presente que estás muy equivocado. El Fin de los días no es conocido por algún tipo de adivino o vidente, sino tan sólo, de forma individual, por cada uno de nosotros y, no existe un Fin de los Tiempos igual para cada uno; es decir, cada uno de nosotros seremos un testigo excepcional de nuestro particular Fin de los Días.


Quienes permanecen en éste Plano después de la desaparición de algún conocido piensan en que se ha producido el fin de fulanito o menganito, no piensa en que se ha producido el fin de los días. Cada vez que alguien fallece somos testigos del fin de los días en un Universo Espacio Temporal en extremo ilusorio y que nos engaña permanentemente. El Fin de los día es uno solo y único para todos nosotros; pero lo observamos de forma individual y espaciotemporal en tanto que el otro lado, donde vamos después de la muerte, es un Lugar donde no existen ni el Espacio ni el Tiempo.


Es como si todos estuviésemos desdoblados viviendo dos vidas simultáneas, una verdadera y otra ilusoria. Una, la ilusoria, en éste Plano material y espacio temporal y donde a la gente le llega el fin de los días de una forma escalonada y la otra, la verdadera, de una forma atemporal y aparentemente pasiva donde al llegar pareciera que todos lo hemos hecho al mismo tiempo; que no ha existido escalonamiento alguno ni en la entrada ni en la partida.


El Fin de los Días no nos es aparente porque la Ilusión de éste Mundo nos dice que de aquí no nos vamos todos al mismo tiempo sino unos antes, otros ahora y el resto después de forma progresiva, dejando siempre, aparentemente, en éste Mundo, un remanente de almas para que, en un supuesto fin de los tiempos espacio temporal definitivo, sean testigos visuales del verdadero fin del Mundo; pero el Fin del Mundo ya se produjo hace mucho tiempo aunque lo que nosotros experimentamos solo son una suerte de mareas temporales y donde, como espejismos, observamos una falsa partida escalonada de nuestros seres queridos.


Se trata de una ilusión mental el que nosotros estemos vivos y los demás ya partieron. En realidad, el Fin de los Tiempos ya se produjo y todos partimos del mundo al mismo tiempo; pero las marejadas ilusorias de la espaciotemporalidad nos hace creer que aún permanecemos en un Mundo que hace mucho tiempo, ya, dejó de existir.


Nos consta que está realidad tan difícil de explicar es algo que puede voltearnos la cabeza y enfrentarnos al mundo de la locura; pero es la verdad. Tú ni nosotros ya no estamos aquí. En algún momento si estuvimos; pero ya no, en tanto que solo somos un espejismo remanente de la estela luminosa de un Espíritu Eterno e Inmortal que eternamente ha vivido en su Morada Celestial.


Todos hemos sido, ya, testigos del final de los tiempos porque esos días, a pesar de la ilusión, ya no existen y ésta Vida, en el fondo, no deja de ser otra cosa que la apariencia de un sueño; de una visión estereoscópica, con sensación de realidad, de algo que ya sucedió tiempo atrás. Es como una experimentación reiterada de experiencias almacenadas en nuestra memoria.


Por lo tanto, tú, como nosotros, puedes hablar sobre el fin de los tiempos, en tanto que ambos fuimos testigos de tal suceso y lo que parece que está viniendo ahora, ya fue hace mucho, mucho tiempo. Despierta de éste sueño y respira profundamente y con alivio al comprender que todo lo que ahora parece que te está pasando solo es un fatuo recuerdo de algo ya acontecido. El Fin de los Días ya pasó hace mucho tiempo aunque aún no te has percatado de ello.


Aralba R+C