sábado, 11 de junio de 2022

Lección 93, Octavo Grado, Tercera Orden

 "La necesidad del revisionismo histórico"


-Desde una perspectiva inteligente, honesta e imparcial-


"Nada es verdad, nada es mentira. Todo es del color del cristal con que se mira"


"Ni siquiera, las denominadas como ciencias exactas, incluida la física, pueden en la actualidad considerarse "exactas" en un sentido radical. Desde la revolución relativista y cuántica los científicos naturales o experimentales son conscientes de que únicamente pueden alcanzar una certidumbre probabilística (indeterminación, principio de incertidumbre) y grados sucesivos y provisionales de aproximación a la realidad"

(extraído de la Wikipedia)


Lo que más se acerca a la exactitud son las matemáticas y la geometría, en tanto que previamente se haya definido un contexto de estudio. Fuera de ahí es básicamente imposible determinar ¿cual es la verdad?, quedando ésta parcelada o segmentada en diversas realidades o diferentes puntos de vista.


Si eso sucede con la Ciencia en general, incluyendo las denominadas ciencias "exactas", imaginaos como deberíamos de abordar aquellas, humanistas, entre ellas la Historia, y que tan alejada se encuentra de su exacta comprobación. La Historia, según los propios historiadores, es el resultado del consenso de los diferentes investigadores; es decir, está limitada al criterio de determinados eruditos que, en general, han sido seleccionados para transcribir ciertos hechos.


Hoy en día, a casi nadie le queda duda de que los medios de comunicación nos engañan en tanto que, sus trabajadores, actúan según los criterios y directrices de sus editoriales. Bien, si eso sucede hoy en día, seguro que ha sucedido siempre y la Historia, no deja de ser otra cosa que un registro de las noticias que hoy incumben al ámbito periodístico. No, la Historia, por sí misma, sin la ayuda de otras ciencias como la Antropología o la Arqueología y la Meteorología, entre muchas otras, no posee gran fiabilidad, en tanto que quienes pagan a quienes escriben la Historia son los vencedores de las guerras.


Así, podemos encontrarnos con historias contrapuestas de países que otrora pudieron encontrarse en conflicto; es decir, la Historia Universal tal y como la cuentan ingleses u holandeses o portugueses y españoles pueden ser increíblemente dispares. Así tenemos, también las leyendas negras, que no dejan de ser otra cosa que la Historia distorsionada creada, a modo de propaganda, para desmoralizar a los enemigos. Así podríamos hablar, por ejemplo, de una leyenda negra anglosajona creada por los enemigos del Imperio Británico y Estadounidense, de otra hispana creada por holandeses y británicos, cocinada en ámbitos latinos y otras leyendas negras alemana y rusa creadas por sus enemigos geoestratégicos.


Los más avezados y sesudos historiadores nos vienen descubriendo que ni el Rey "Pedro el Cruel" era tan cruel como lo pintaron, ni "Iván el Terrible" era tan terrible o que Ricardo Corazón de León fuese mucho mejor que su hermano Juan sin Tierra, tan denostado en leyendas, creadas ex profeso, como la de Robin Hood.


Así, no podemos fiarnos, enteramente, de la Historia, creada en caliente, y es mejor observarla con la perspectiva de la distancia, cotejando y contrastando datos de unos y de otros y no solo desde el punto de vista de los vencedores o de los vencidos, intentando usar criterios psicológicos y sociológicos, con el fin de dilucidar ese consenso intuitivo del que hablan los buenos historiadores.


Así, por ejemplo, el uso de los términos Templarios para referirse a los Pobres Caballeros de Cristo o Cátaros para definir a los bogomilos, valdenses y albigenses, no es correcto, en tanto que ellos no se autodenominaban con dichos nombres, sino que fueron sus enemigos o los investigadores posteriores quienes así los adjetivaron.


Así, han pasado a la Historia, como grandes monstruos, Atila, Genghis Kan, Black el empalador, Robespierre, Napoleón o Hitler; pero si indagamos con espíritu crítico e imparcial en la historia de dichos personajes, nos damos cuenta de que tan solo fueron hijos de su tiempo y que, por sus acciones, no siempre bien entendidas por sus contemporáneos, fueron acumulando una mala fama que no ha dejado de crecer hasta nuestros días. Así, es necesario el revisionismo periódico de la Historia con el fin de intentar disipar parte de ese humo que impide ver los hechos producidos con la necesaria perspectiva y suficiente claridad.


¿En realidad fueron tan perversos algunos de los personajes de la Historia, o solo fueron víctimas de sus propias circunstancias y culpables de haber perdido sus respectivas batallas?


Cuando se estudia la psicología de algunos de esos personajes, sentimos en lo más profundo que hay algo que no cuadra con lo que fueron respecto de lo monstruosos y satánicos que se nos cuenta. Sin ánimo de poner algún ejemplo en particular a nuestros lectores, generalizaremos especificando que es muy difícil de entender que una Persona que es un caballero con las señoras, delicado con los niños y sensible con los animales; que además era un artista consumado, así como un amante de la buena música, pudiera, al mismo tiempo, ser una Persona psicópata, sociopata, sádica, cruel y sin empatía con sus semejantes. Algo no me cuadra y es necesario investigar más para determinar la verdad histórica, libre de los odios y rencores de las víctimas y de los familiares de dichas víctimas, y cuya espesura confirma esa nebulosa neblina de la que venimos hablando.


Eso respecto a lo histórico puro y duro; pero si nos hundimos un poco más en la infrahistoria del Mundo del Ocultismo, esa dificultad se multiplica exponencialmente por mil y donde, solo nuestra inteligencia, criterio y buen sentido común nos puede ayudar a vislumbrar la verdad del engaño. "Por sus obras los conoceréis"


Hoy, hoy día, no ayer ni antes de ayer, es difícil de aceptar, como ciertos, algunos relatos en donde seres inmateriales, ya sean ángeles, humanos u otras entidades, se presentan a ciertas personas para entregarles una enseñanza determinada y que debería de mostrarse al conjunto de la humanidad. 


Hoy cualquier persona culta entiende que se trata de fantasías o cuentos chinos. Si además, aquella persona cuya honestidad se encuentra en entredicho, resulta que se lo ha descubierto en el renunció de copiar, fusilar o plagiar a otros autores, anteriores o contemporáneos ¿Que credibilidad podemos darle? ¡Ninguna!. Eso ¿quiere decir que su Obra, su trabajo, no vale nada? Nada de eso, en tanto que toda Palabra es inspirada por Dios. No hay nada que salga de nosotros, ya sea original o copiado, que no pase por el filtro del Corazón, lugar donde se supone mora Cristo, el Maestro Interno. 


Es por dicha causa, que sea tan importante separar el fruto de la cosecha del sembrador. El fruto puede ser bueno porque la semilla era buena, cayó en buen terreno y las condiciones meteorológicas fueron las adecuadas. El sembrador pudo haber sido un cafre y una mala persona. "Por sus frutos los conoceréis" ¿recuerdan? "Los caminos del señor son inescrutable" Dios utiliza los medios que estima, en cada instante, oportunos para que la iluminación nos alcance y haga despertar a nuestra semilla interior u átomo simiente.


Por lo tanto, no nos quedemos con la letra muerta sino con los actos del Espíritu Santo. ¿Por que debiéramos de creer a aquellos que, desde chicos, intentan adoctrinarnos con una Historia hábilmente manipulada? Seamos nosotros mismos. Vayamos con los ojos bien abiertos y pendientes de cualquier matiz o discrepancia, con el fin de juzgar, internamente, los supuestos hechos que se nos cuentan, y si estos no cuadran con la razón y el sentido común, pongámoslo en duda porque casi con seguridad será una mentira, un engaño o una verdad a medias que, en el fondo, es la peor y más sibilina de las mentiras. 


Investiga por tus medios y no, precisamente, de una única fuente sino de todas las que estén a tu alcance, usa el escepticismo como filtro u la intuición como criterio. Solo así, con esa luz, y gracias a revisar la Historia podremos conocer, algún día, en algún instante la verdad que se nos esconde.


Aralba R+C