domingo, 18 de septiembre de 2022

Lección 117, Octavo Grado, Tercera Orden

 "La buena Pluma del Maestro"


-La Personalidad es la Estilográfica del Maestro Interior-


Cuando todos venimos a éste Mundo, lo hacemos cargados de ciertas habilidades, denominadas innatas, y que serán las herramientas necesarias para que el Ser Interno, Cristo, pueda manifestarse en éste Plano material.


En general, esas virtudes suelen estar relacionadas con la comunicación, ya sea hablada, escrita o pictórica; pero también mediante el carisma personal. Muchas personas no necesitan hablar, escribir o dibujar para atraer a su audiencia, en tanto que su firma personal, su presencia, ya es suficiente para comunicar el mensaje que traen en nombre de Dios.


En realidad la Personalidad es lo más parecido a una Pluma, concretamente a una estilográfica o a un bolígrafo, en tanto que contiene un depósito de tinta consigo. Tinta que, de ser utilizada en la forma correcta, mostrará un mensaje de nuestro Hogar Celeste; en caso contrario, se perderá al no ser utilizada para el propósito por el que fuera almacenada, por el verdadero Ser, en la Personalidad.


Esas habilidades, está claro, que deben de ser utilizadas y perfeccionadas, durante la Vida, con el fin de que el Mensaje del Maestro Interior sea visto con claridad y autoridad. Un Personaje noble no puede escribir igual que un iletrado barriobajero. Existe un nivel de señorío que debe de mostrarse mediante la Comunicación.


No se trata de convertirse en un piquito de oro que suelte una retahíla de prosa vacía; sino de amoldarse, como la pluma a la mano del escritor, a la necesidad y criterio de nuestro Ser Interno.


La Personalidad puede ser algo rígido e incómodo o maleable y fácil de utilizar. Así, con el paso de los años, se va amoldando a las necesidades de su Señor, Cristo, o se transforma en un instrumento rígido, difícil de manejar, y que terminará por ser desechado por inútil.


Así, una Personalidad maleable, en manos de Cristo, es como una buena Pluma en las manos del gran Filósofo que es el Maestro Interior.


El Mensaje, claro está, es del Ser Divino; pero la forma en que se muestra es producto de la personalidad. Dependiendo de su adaptabilidad y capacidad de aprendizaje, de vocación de servicio, es que será recibido o visto, por la gente, el Mensaje trascendente del Maestro.


Si se trata de un buen mensaje; pero es trasladado mediante un lenguaje vulgar y soez, es fácil que no pueda llegar a determinadas personas; pero seamos sinceros, quizá ese lenguaje, considerado inapropiado, sea necesario para llegar a determinadas personas y que no tienen por qué ser las que ahora nos estén leyendo. Como se dijo "Los Caminos del Señor son inescrutables" o "Dios escribe con renglones torcidos" 


En fin, la Personalidad, como la Pluma, no deja de ser otra cosa que una herramienta, un instrumento de manifestación y, si es lo suficientemente flexible, podrá ser utilizada por el Maestro en muy diferentes lugares y circunstancias. Una pluma para los pobres; pero también para los ricos. Una para los analfabetos culturales; pero que sirva también para los eruditos instruidos.


"Nunca llueve a gusto de todos" y así, dado que estamos en el mundo que estamos, aún usando las mejor pluma Montblanc, es imposible que se pudiera contentar a todo el Mundo. Eso es algo de lo que somos conscientes y nunca podremos evitarlo. Así unos nos odiarán y otros nos amaran por sentirse aludidos mediante nuestra escritura; pero no la mía, la de la pluma, sino la del Maestro que es quien a través de ella, de nosotros, se expresa.


Tan sólo fuimos una pluma disciplinada y obediente que intentó, con mayor o menor fortuna, aprender gramática y ortografía española con el único fin de que el Mensaje del Maestro pudiera resultar lo más claro posible. Es lo mismo que aprender caligrafía con el fin de que al lector le pueda resultar sencillo interpretar la simbología implícita en la escritura; pero en el fondo, entiendan que solo se trata de un "medio", no un fin en sí mismo. El fin, se encuentra dentro de ti, de cada uno de nosotros. Al final será el intérprete el que proporcione valor al Mensaje del Maestro y que se manifestó mediante una pluma, ya fuera una humilde o de gran valor económico; pero lo importante es entender que detrás de esa Pluma, Personalidad, siempre se encuentra el único Maestro posible; Cristo mismo.


Aralba R+C