sábado, 3 de septiembre de 2022

Lección113, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Duna"


-Hasta pronto-


Duna fue una gata europea Tabby, atigrada naranja de no más de tres kilos de peso, nacída, aproximadamente, según documentación, el 1 de septiembre de 2009 y que vivió un poco más de trece años falleciendo, en nuestro regazo, el viernes 2 de septiembre de 2022 a las 23:55' exactamente.


Por favor, no quisiera parecer, por la exposición de los fríos datos, en exceso racional. Nuestro fondo es fundamentalmente empático; pero el tiempo y la experiencia nos ha enseñado a ocultar las emociones. No en vano, nuestros maestros de infancia y juventud fueron el "Señor Spock" de Star Trek y "Kwai Chang Caine" de Kung Fu.


El 2 de julio de 2015, adopté a Duna tras haber pasado, conmigo y en acogida, justo un año; es decir, Duna ha convivido, en mi casa, tras la muerte de mi madre, por un total de ocho años.


Siendo sinceros la convivencia con Duna nunca fue fácil; pero con el tiempo, se fue fraguando un verdadero amor mútuo muy difícil de explicar. Duna no era, por así decir, un animal doméstico al uso y nunca fue fácil de tratar. Ella siempre te estaba poniendo a prueba y, aunque su relación con los humanos era buena, incluso con los desconocidos, no sucedía lo mismo con otros animales, ya fueran perros o gatos.


De hecho, pasado un tiempo, tras la adopción de Duna, decidí acoger a un gatito de pocos meses y casi resulta una tragedia. Por ello tuve que desistir de su adopción y solicitar su retirada. Pipi, así se llamaba, no obstante terminaría siendo adoptado por otra familia y viviendo en una buena casa.


Solo había que dejarla hacer, a Duna, y cuando menos te lo esperabas, nunca cuando tú lo deseabas, se dirigía a tu regazo ronroneando y te amasaba como si fuese una experta panadera. Eras de su propiedad, cosa que demostraba, de forma repetida, restregando su lomo contra tus piernas.


Cuando digo que Duna no era fácil de tratar no es una exageración, dado que ni se dejaba tomar con las manos y mucho menos cepillar su pelo. Cuando ella entendía que el arenero no estaba lo suficientemente limpio, como protesta, lo hacia fuera y así yo entendía que no quedaba otra que cambiarle la arena.


Duna solía vivir en las partes más elevadas de la vivienda, cornisas de muebles o estanterías de librerías, entiendo que porque así se sentía más segura.


De algún modo, aunque nos hacíamos compañía, ella no solo deseaba, a título personal, ser independiente sino que sentía la imperiosa necesidad de demostrarlo y de hacerme ver que, como mucho, yo era el invitado de su casa. 


No fue una ni dos veces que resulté mal parado y lleno de importantes arañazos al intentar tomarla en los brazos, intentar infructuosamente de cortarle las uñas o introducirla en el transportín con el fin de llevarla al veterinario.


Cuando llegó a nuestras vidas Karlita, mi Esposa, y sus dos canes, Mauro y Carlota, ambos ya en el Cielo perruno, Duna se transformó en una contumáz eremita que solo nos buscaba a Karla o a mí, de noche, cuando teníamos necesidad de visitar el baño y, siempre salía corriendo con el fin de refugiarse en su cubil, cuando cualquiera de los otros miembros, no humanos, de la Familia hacía acto de presencia.


Adoptamos, tiempo después, a una segunda gatita, Cloe, en éste caso con solo tres meses, con la vana intención de que pudiera Duna tener una compañía apropiada; pero Duna siempre actuaba, de forma uraña, ya fueran perros o gatos, adultos o cachorros.


Duna ha marchado a un Mundo mejor y espero, de corazón, que se acuerde de nosotros y nos guarde un lugar no demasiado alejado de su lado.


Duna fue una gatita muy amada tanto por sus padres humanos adoptivos como por sus diferentes hermanos canes y felinos.


Duna, de veras, no sentimos tu partida pues sabemos que ha sido para bien tuyo; pero dejas un pequeño vacío en nuestro corazón y nuestro deseo es que intermedies, cuando llegue el momento, entre nosotros y el Gran Hacedor. Esperamos haberte tratado lo mejor posible y no haberte decepcionado.


Siempre vuestro, te Amo.


Aralba R+C