viernes, 25 de marzo de 2022

Lección 67, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Influencia de la Rosacruz en la cristiandad actual"


-No todo está perdido-


A veces, somos conscientes de ello, podemos parecer desprender un cierto tufillo pesimista; pero os podemos asegurar que es mero realismo puro y duro. No podemos decir que éste Mundo sea un Paraíso, dado que es más un infierno que otra cosa para todas las criaturas que en él vivimos. 


En modo alguno podemos afirmar que el Mundo evoluciona hacia algo mejor. Seríamos unos auténticos embusteros si afirmáramos eso y también, seríamos unos tóxicos pesimistas si dijésemos que todo está mal y que esto no tiene alguna posible solución; es decir, si elimináramos la esperanza a la gente.


Podría parecer arrogante el título de ésta reflexión; pero, en tanto que los estudiantes rosacruces, en cierto sentido, funcionamos como basureros que escarbásemos en la basura buscando unas perlas perdidas, así, en ese proceso podemos estar bien orgullosos de haber recuperado, dentro de la basura religiosa acumulada, ciertas perlas del Cristianismo y que siempre estuvieron presentes; pero tan embadurnadas de porquería que era prácticamente imposible identificarlas.


Si la Rosacruz es antidogmatica y rehuye las doctrinas monolíticas es por un buen motivo, dado que deja las manos libres a los investigadores, buscadores, con el fin de impedir que se filtren en el cedazo las pequeñas verdades y sigan perdidas para siempre.


Y esto no significa que sean aportaciones originales de la Rosacruz a la Cristiandad, en tanto que la Rosacruz es, como hemos visto, parte inherente de esa Cristiandad, sino que tras recuperar esas verdades perdidas las ha devuelto, debidamente impolutas, a las diferentes iglesias que conforman la Religión Cristiana. Se trata de la Gnósis Paulina que se fundamenta en la Salvación mediante el Nuevo Nacimiento.


Como dijimos en lecciones anteriores, la Lectura de la Biblia no se puede realizar de forma interesada; es decir con ideas preconcebidas. Digamos que el mejor modo de leer la Biblia o cualquiera otro Libro Sagrado es entrar en meditación; dicho de otro modo, vaciar nuestra mente y abrir la Biblia por una Página cualquiera, leerla y esperar a ver qué es lo que nos quiere decir, a nosotros, de forma particular. En cuanto leemos la Biblia con pensamientos preconcebidos comienzan a surgir monstruos que poco o nada tienen que ver con lo que sus escritores inspirados intentaron transmitir.


El Hecho del Nuevo Nacimiento es algo esencial para los cristianos y sin el cual, todo el Cristianismo, en cuanto Camino de Salvación, no tendría sentido alguno; pero hablar así, crudamente, de Nuevo Nacimiento es como si no dijésemos nada; al menos, para la mayor parte de la Gente.


El Nuevo Nacimiento no significa pasar por un Ritual como el Bautismo, considerado Sacramento, por la mayoría de las iglesias cristianas.


Aunque lo hemos repetido en incontables ocasiones, lo volveremos a contar para que quede claro y no se permita el mínimo atisbo de confusión.


El Nuevo Nacimiento es un Complejo Proceso, que ahora enumeraremos, y que conduce a una regeneración de la condición divina del Hombre Original que se perdiera tras un proceso degenerativo, en el instante preciso en que se creó éste Mundo y pasamos a ser contaminados por ese Pecado Original.


Nacer de nuevo es:


Permitir que la Gnósis, la Frecuencia vibratoria procedente del Pleroma, el Mundo Original, penetre dentro de nosotros y despierte a nuestro Espíritu Simiente. La Semilla donde mora durmiente nuestro verdadero Ser Espiritual.


Comenzar a recordar quienes somos y nuestro origen divino. Ese proceso es conocido como despertar e incluye el reconocimiento de que nosotros; es decir, nuestra Personalidad, no posee capacidad natural de cambiar nada. Ese recordar, en suma, incluye ese reconocimiento de impotencia.


Tras recordar sigue un proceso de reconcoma interior producto de la impotencia, una ruptura del tejido férreo de la Personalidad, lo cual abre un camino para que la Gnósis alimente al Espíritu, ya despertado, y al que podemos considerar como recién nacido. Ese niño Dios es reconocido, en todas las iglesias cristianas, como Cristo.


En ese punto es donde comienza una guerra interior entre la antigua naturaleza moribunda, la Personalidad, y la nueva Naturaleza, el Hombre Nuevo o Cristo, en proceso de crecimiento. Más pronto que tarde, la Personalidad, reconoce su incapacidad para dirigir el Proceso del Nuevo Nacimiento y se rinde incondicionalmente a Cristo. Esto supone que la Personalidad desaloja el Trono del Corazón, de las emociones, y lo ocupa el Hombre nuevo que está creciendo; es decir Cristo.


La Personalidad, durante un tiempo indeterminado, sigue gobernando el Mundo de la Cabeza; es decir, de los pensamientos; pero, con el tiempo, reconoce que éste Trono también debe de ponerlo a disposición de Cristo, a sabiendas de que esa última cesión supondrá su final definitivo. 


Es entonces, cuando Cristo se eleva del Trono del Corazón al Trono de la Cabeza y la Personalidad es definitivamente asimilada canibalizada, por Cristo y acallado todo el ruido mental. Y es entonces que el Nacimiento definitivo del Hombre Nuevo se ha producido. Dijimos, en otros sitios, que éste proceso se conoce como Christificación y el resultado definitivo, del Nuevo Nacimiento, como Resurrección y Transfiguración.


Bien, ésta Doctrina, con diferentes matices, es aceptada por todas las confesiones cristianas y la que las une como a una única, aunque dividida, Religión.


El problema surge cuando lo simbólico se confunde con lo literal, lo material con lo inmaterial y lo visible con lo invisible.


Toda la Biblia es una enorme alegoría que representa a la Humanidad como conjunto y al Hombre como una individualidad.


En éste sentido, la Rosacruz considera que es un gran error confundir el simbolismo de lo sagrado con un historicismo innecesario que solo serviría para dar fundamento a las personas de poca Fe. Y ya sabemos las palabras divinas de que Dios nos quiere fríos o calientes; pero que los tibios sería vomitados de su boca.


Toda la Biblia, su Palabra escrita, debe de entenderse como un conjunto de mensajes dirigidos a nuestra Alma, nunca a nuestro intelecto. He ahí el error. Digamos, para resumir, que la Biblia y otro Libros sagrados funcionan como catalizadores para acercarnos la Gnósis. 


Evidentemente, ese conocimiento entrará en nosotros mediante los sentidos físicos del oído o de la vista; pero eso no quiere decir que debamos de traducirlo con esos sentidos, sino con otros mucho más internos y que nos son ofrecidos gracias a la Intuición, el germen de la verdadera Fe.


Si toda la Cristiandad entendiera la Biblia de tal modo, el ecumenismo estaría completado y no existirían ni dogmas teológicos ni doctrinas monolíticas divisorias que las separase, porque lo único importante es Cristo y dejar que Éste nazca en nuestro interior, todo lo demás es accesorio y no se trata de otra cosa que interpretaciones interesadas. 


Solo naciendo Cristo en nuestro Interior podremos nacer de nuevo; es decir, ser salvados en tanto que memoria y consciencia, y sernos permitido retornar a nuestro verdadero Hogar Celeste, la Casa del Espíritu Santo.


Aralba R+C