lunes, 17 de octubre de 2022

Lección 138, Octavo Grado, Tercera Orden

 "Meditación Grado de Filósofo"


-Pensamiento, Intuición, Discipulado y Profecía-


Edad, 9 años; Diosa, Atenea


https://kaosquanticolafotografia.blogspot.com/2022/10/leccion-127-octavo-grado-tercera-orden.html?m=0


"La Profecía y la Filosofía están íntimamente emparentadas; pero es la segunda la que demuestra la inutilidad de la primera, en tanto que es imposible conocer día y hora del cumplimiento de las profecías; en tanto que estás solo son perceptibles en el mismo instante de su cumplimiento; determinar cuándo se va a cumplir una Profecía pertenece al Mundo de la Superstición"


Esas fueron las palabras que me susurró al oído el Mochuelo de Atena nada más entrar al Templo de la Sabiduría y enseguida comprendí que las profecías, frutos naturales de la Sabiduría, estaban para ser reconocidas una vez cumplidas, no para conocerlas de antemano conociendo el día y la hora de su cumplimiento.


La Diosa Atenea poseía un porte regio y majestuoso que imprimía, en sus observadores, respeto y severidad. Recuerden que, además, es la Diosa de la estrategia guerrera. Diosa de pocas palabras, la verdad; pero sus gestos eran tan esclarecedores como enciclopedias completas.


Recuerdo que, sin poder rechistar, la Hija de Zeus, unas veces me denominaba Perseo y otras Teseo; pero raramente Heracles. La severidad de Atenea, en contraposición con la voluptuosidad de Afrodita, no penséis que la hacía menos bella; pero es una belleza, no sé cómo indicaros, distante, marmórea e inalcanzable aunque sublime y divina.


En cierta ocasión, de las muy pocas veces que la Diosa me habló, durante los nueve años que duraría mi entrenamiento de Secreto y Perfección, Ésta me dijo: 


"Amado, ahora ya sí, Discípulo de la Gnósis y de la Rosacruz; supongo que ya te has percatado de que la Sabiduría no es algo externo que yo, en tanto que diosa, te pudiera ofrecer sino que es algo que vino contigo al nacer, aunque tardará algún tiempo en florecer". 


Atenea puso las manos sobre mi cabeza y continuó: 


"La Sabiduría siempre estuvo dentro de tí, en forma de una diminuta Semilla; del mismo modo que el Conocimiento Interior, la Gnósis. Ésta, para tí con extrañeza, se manifestaba mediante la Intuición; ya sabes, un sé, sin saber por qué…"


Entonces comprendí lo que Atenea me quería hacer saber. Era tan sencillo como que mi parte divina, como Hijo de Dios, siempre estuvo conmigo aunque dormida y que, conforme transcurrieron las experiencias de la Vida, se iría despertando hasta tomar plena consciencia de mí mismo; es decir, de lo que yo era en realidad: No un mero animal racional, sino un Dios en formación.


Tras un breve interludio de extremo silencio, Atenea concluyó su discurso mientras mantenía las palmas de sus manos a pocos centímetros sobre la coronilla de mi cabeza:


"A partir de ahora, Teseo, Heracles, Perseo, Hijo de Dios y de mujer, quedas capacitado como Discípulo de la Rosacruz para profetizar ante los pueblos de los hombres y las mujeres de la Tierra; pero ten en cuenta" -continuó- "que cualquier mal uso del Espíritu de Profecía, como usarlo para enriquecerte, te será reclamado con los correspondientes intereses"


La Hija favorita de Zeus me dejó meditando arrodillado acerca de sus palabras y marchó hacia sus secretos aposentos mientras su mochuelo giraba su cabeza ciento ochenta grados para mirarme, y a mí me pareció ver cómo que me guiñaba uno de sus resplandecientes ojos.


Así permanecería durante los nueve años de discipulado, sumido en una suerte de trance donde las imágenes mentales, procedentes del Pleroma, pasaban raudas por mi pensamiento y a las que yo, de forma progresiva, iba dándoles su verdadero sentido; pero mientras tanto…, mi Cuerpo recorrió los caminos del Mundo propagando la Palabra de Dios, Cristo nuestro Señor.


Aralba R+C